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Un bebé es como el comienzo de todas las cosas maravillosas; esperanzas, sueños y posibilidades.
Cuando lo que la pareja esperaba que sucediera relativamente rápido no llega, cuando tras un intento va otro, y otro… Cuando se entra en la rueda de los problemas reproductivos el desgaste, la frustración y el desánimo pueden hacer mella en la relación de pareja. ¿Cómo afecta realmente? ¿Qué podemos hacer para proteger nuestra relación?
Un bebé es un inicio, no hay duda, pero a su vez, también debemos verlo como una continuación de nosotros mismos. Seguiremos conservando nuestras esencias, nuestros valores y nuestros principios, pero ahora, hallaremos el sentido a todas estas dimensiones porque las vamos a transmitir, vamos a dar ejemplo con ellas y ofrecer al mundo una persona extraordinaria…
Descenso de actividades sociales en pareja
El malestar anímico, el desánimo o la dificultad para enfrentarnos a determinadas situaciones hace que a menudo rechacemos planes de tipo social. Es muy frecuente que la presencia de parejas con hijos o embarazadas (así como las noticias de este tipo) causen malestar, de manera que la tendencia es a evitar situaciones en las que verse expuestos a ellas.
El problema es que precisamente en este momento necesitamos más que nunca de apoyo social, tanto a nivel emocional como puramente “para estar ocupados” pensando en otra cosa aunque sean cinco minutos.
Qué podemos hacer
Lo principal es trabajar el tema juntos, en pareja, desde el principio del proceso. El paso del tiempo solo producirá malestar, puede llevar a malos entendidos…
Comunicación
En el momento en que decidimos que queremos ser padres ha de empezar un proceso de comunicación bidireccional, ambos debéis compartir cómo os sentís al respecto, qué miedos tenéis, etc. Y si ya entramos en complicaciones, si pasamos a tratamientos de fertilidad… con más hincapié incluso.
Me reinicio dejando mis heridas atrás porque me he sanado como persona…
Un bebé nos reinicia porque consigue sacar lo mejor de nosotros mismos, porque nos vincula con más fuerza a la vida y hace más intensas las alegrías, potenciándonos como seres humanos. Pero recordemos siempre que una necesidad clave que merece todo hijo, es que sus padres y sus madres hayan se hayan sanado como personas. En caso de no hacerlo, ese reinicio arrastrará consigo rencores del pasado y miedos que podemos trasmitir a nuestros niños.
Nos reiniciamos para crecer, para sobrevivir mejor, para ser felices
La vida no es una línea recta. Si lo fuera, las personas no aprenderíamos de nuestros fracasos o nuestros éxitos, no comprenderíamos que a veces, es mejor dejar ciertas cosas a un lado, tomar senderos nuevos, dar un paso atrás para coger impulso, sortear piedras en el camino, caer y levantarse de nuevo.
La vida son ciclos y en cada ciclo es obligatorio reiniciarnos. En ese reinicio uno añade todo lo aprendido, todo lo positivo, todas las fortalezas y tesoros interiores. A esas dimensiones se le añaden los vientos nuevos que llegan por el horizonte, como ese bebé, como esa nueva vida que como un mágico despertar nos empuja a seguir adelante siendo los mismos, pero diferentes a la vez…
En ese viaje extraordinario no estás solo. Recuerda que criar un hijo no siempre es cosa de uno, tampoco de dos. También nuestros padres se reinician: ahora van a ser abuelos. También nuestros hermanos van a tener que asumir un nuevo y fantástico papel: van a ser tíos. Como ves, en ese proceso de crecimiento, todos salimos ganando.