La gestación subrogada es una técnica de reproducción asistida en la que una mujer accede a gestar al hijo de otra persona o pareja.
En la mayoría de los casos, consiste en la creación de embriones mediante fecundación in vitro (FIV), ya sea con los gametos de los padres de intención o de donantes, y la posterior transferencia de estos embriones al útero de la gestante.
Pueden recurrir a esta opción tanto parejas (heterosexuales y del mismo sexo) como mujeres y hombres solteros. Permite ser padres a familias que no podrían de manera natural.
Siempre que sea posible, se intenta que sean los padres los que aporten los gametos. En el caso de sea necesario recurrir a la donación de óvulos, se debe evitar que la gestante y la donante sean la misma mujer para reducir el vínculo entre ésta y el futuro bebé.
La elección de la gestación subrogada, conocida vulgar y ofensivamente como vientre de alquiler, puede ser:
La primera opción
En casos de ausencia de útero, ya sea congénita o quirúrgica, o de contraindicación médica del embarazo. También cuando existe una esterilidad estructural, esto es, en el caso de las parejas gays u personas solas que quieren formar una familia.
La segunda opción
Cuando, tras numerosos fallos en tratamientos reproductivos previos, se decide iniciar un proceso de subrogación uterina como alternativa final para tener un hijo. Suelen ser casos de abortos recurrentes o fallos reiterados de implantación.
Dada la incapacidad biológica de un hombre para gestar, la gestación subrogada es la única opción que permite a las parejas homosexuales masculinas y los hombres solos tener un hijo con su carga genética.